Cudillero. El puerto "Pixueto"
El puerto “Pixueto” encierra todas las esencias de un pueblo marinero del norte.
Calles empinadas y estrechas, los colores de las casas de la gente de mar y el olor del pescado recién levantado.
Cudillero es eso y más. Villa marinera del occidente asturiano, es uno de esos lugares que tenemos que apuntar en nuestra agenda de viajes y que no podemos obviar.
Las edificaciones de la villa no se descubren desde la mar al hallarse en una quebrada por la que discurre un río canalizado. Singular configuración física, escondido desde esa mar que es su razón de ser y desde la tierra. Una villa descolgada en humildes casas de mil colores, que dan forma a su conocido y fotografiado anfiteatro.
Su puerto deportivo, la posibilidad de hacer carburante (gasolina/gasoil), reparaciones y avituallarnos en un pueblo amable que vive cara al Cantábrico, que te invita a contemplarlo desde sus miradores del Contorno o del Palación, a olerlo en el propio aroma que despide el pez gato.
Los “curadillos” colgados de las fachadas en su proceso de secado. tradición singular y manjar único, producto de los marineros pixuetos en épocas pasadas, cuando dejaban deshidratarse pequeños escualos durante meses a la puerta de sus casas. Era la fórmula del mantenimiento del pescado y sin duda todo un avance para la supervivencia, además de seña de identidad de las casas de los pescadores.
Buenas comunicaciones por tierra, historia, arte, leyendas y hasta su propio dialecto, el “pixueto”, que se exhibe cada año de manera multitudinaria en el pregón de L'Amuravela, pieza que narra en clave de humor e ironía lo acontecido a lo largo del año. L'Amuravela, que se celebra cada 29 de junio coincidiendo con la festividad de San Pedro, es uno de los grandes acontecimientos de este pueblo singular en el más amplio sentido del término.
Por su peculiar orografía, Cudillero tiene vistas espectaculares desde el faro o la atalaya. Además impresiona su entrada por El Pito, con la sucesión de casas indianas que hay en la zona, además del Palacio Selgas, un espléndido conjunto del siglo XIX conocido como el "Versalles asturiano".
Barrios de pescadores, viento y mar, buenas vistas, cocina marinera, ambiente todo el año.
Aprovecha para acercarte al faro y a la capilla del Humilladero, su encantadora joya gótica. Podrás apreciar los contrastes entre la parte alta del pueblo, más dedicada a la agricultura, y la baja, centrada en la pesca y el turismo. Y por supuesto, tienes que disfrutar con sus sabores, principalmente un delicioso pescado, en las terrazas del puerto.
Esto comentado y mucho más acompañado de un buen y abundante servicio hostelero forman la combinación perfecta.